Participaron más de 1.300 nadadores y fue un magnífico evento. Inefables, como no podía ser de otra manera, cantó "presente" con una numerosa comitiva, liderada por nuestro coach, Diego Tricárico. En orden alfabético, Carlos Acevedo, Ramón Bullrich, Cristóbal de Aldecoa, Juan Pablo Dithurbide, Brian Donnelly, Andrés Espina, Alex Freeland, Martín Huergo, Carlos Morgan, Miguel O’Farrell y Juan van Peborgh. Por imponderables de último minuto no pudieron viajar Santiago González Pini y Cristián Sicardi.
Las competencias tuvieron lugar en el Complejo Panamericano de Mar del Plata. Excelente predio; la pileta para las carreras (50 m), diez carriles, impecablemente presentada. Al lado, pileta de precalentamiento (25 m), también excelente. Buenas tribunas, vestuarios muy cómodos, más espacio que en otras oportunidades. En mi limitada experiencia, uno de los mejores lugares para este tipo de eventos.
Aun cuando, por la cantidad de participantes, las carreras y series se prolongaron bastante, la organización fue muy buena. Ingresar al sector pre-competitivo fue sencillo, sin las aglomeraciones que hemos visto en otros eventos. Los resultados de las carreras se fueron cargando en el site respectivo diariamente (buena idea). En general, todo muy bien. Faltaría alguna mejora en instalaciones de apoyo (confitería, mejora de vestuarios, lugares para descansar o sentarse fuera del predio de pileta, etc).
Participaron delegaciones de muchos países, destacándose las comitivas brasileras, peruanas, venezolanas y colombianas por la cantidad de nadadores. También vimos competidores ecuatorianos, uruguayos y chilenos (seguramente estoy omitiendo algún otro país).
Me impresionó mucho el nivel de los nadadores. Desde mi inexperto punto de vista, un muy buen espectáculo. Algunos que me impresionaron especialmente: Volcan, de Venezuela, Danilo Vicioso (Dominicana), el gran nadador de pecho Roberto Dobie, de Argentina, un brasilero de más de dos metros, con un llamativo tatuaje de una Virgen en la espalda (parecía una lancha…) y, por qué no decirlo, nuestro Carlos Morgan. En los largos intervalos entre las carreras propias fue un gusto a ver a nadadores de todas las edades compitiendo en un ambiente muy agradable de camaradería y espíritu deportivo. Muy linda experiencia.
Pero… ¿cómo anduvo Inefables, se preguntará el lector, harto de tanta introducción y cháchara? Pues anduvo muy bien. Entre los 75 clubes que presentaron equipo, el JC obtuvo un destacado 12avo. puesto.
Los resultados individuales de cada nadador pueden ser verificados en la página del torneo (http://190.84.227.170/williamalonso/results/resultadosweb20091129.php). De todas maneras, algunas impresiones sobre las performances de nuestros nadadores (en todos los casos haré referencia a los resultados en el campeonato argentino, pues esos son los que figuran en la página).
Carlos Morgan volvió a arrasar con todo… Corrió cinco carreras y ganó las cinco (!), en una categoría muy competitiva, con tiempos tremendos, incluyendo 1.00.81 en los 100 mts. libre (bajó el récord Sudamericano por casi dos segunods...); pronto superará la barrera del minuto, al mejor estilo Johnny Weissmuller.
Pero el premio al Hombre de Acero correspondió a Alex Freeland, por su heroica intervención en los 400 m. combinados. Prueba ardua si las hay… y Alex logró sobrellevarla con altura, pese a que, por arrancar demasiado rápido en la primera parte (mariposa), casi muere en el intento. Ante las aclamaciones entusiasmadas de sus compañeros de equipo (que estaban listos para rescatarlo del agua, de ser necesario), terminó la prueba, consiguiendo un valioso tercer puesto en el argentino. Garra y corazón, si las hay. Terminada la carrera se produjo el siguiente diálogo con Roberto Mérega:
Roberto: Che, felicitaciones por terminar esa carrera. Ahora, ¿vos estás loco, a quién se le ocurre anotarse para correr los 400 combinados?
Alex: estoy contento de haberlo hecho, me divertí.
Roberto: yo, para divertirme, voy al casino…
En fin, cada uno encuentra su manera de entretenerse, no?
Juampi D. tuvo buenas performances; además de socializar con prácticamente todas las delegaciones (debería ser embajador), saldó una vieja deuda pendiente con los 100 m libre, bajando su tiempo histórico y de paso cosechando varios puntos para el equipo.
Brian volvió a hacer honor a su condición de fondista, y se llevó los 800 m libre (se le está convirtiendo en hábito). De paso aprovechó la oportunidad e hizo algún hoyito de golf.
El Flaco Espina se dio el gran gusto de ganar dos series (50 y 100 m. libre), muy afilado, se lo vio eufórico en la línea de llegada.
Carlos Acevedo demostró su condición de hombre orquesta: sin contar postas, corrió seis carreras, imponiéndose nada menos que en cinco de ellas. Mike O’Farrell se autolimitó a tres carreras, pero hizo podio en todas ellas, notable.
Nuestro espaldista, Juan van P., estuvo entre los cinco primeros en todas las carreras de su especialidad, incluyendo la fatigosa de 200 m. Como él mismo afirmó, hizo morder el polvo a un país entero (en rigor, le ganó al único nadador uruguayo presente en esa prueba).
Los más jóvenes, Ramón Bullrich y Martín Huergo, tuvieron que correr juntos (en andariveles contiguos) los 200 m. libre, y llegaron casi juntos, con apenas un segundo de diferencia. Cada uno de ellos había dicho, antes de la carrera, que iba a usar al otro de referencia, para seguirlo… Fue un buen espectáculo para ver, se sacaron chispas.
En cuanto a vuestro corresponsal, tuve un comienzo desastroso. En los 50 m pecho, arranqué con todo, pletórico de entusiasmo y vigor, pero desfallecí a los 35 m, aprox; llegué gateando y encima toqué la placa con una sola mano, siendo violentamente descalificado (menos mal, el tiempo no quedó registrado). Para peor, Juampi filmó el evento, que fue exhibido a la noche en el restaurante, en reiteradas oportunidades, para regocijo y divertimento de los comensales, que destacaron el “efecto boyita” de los últimos quince metros (hacia arriba y abajo, en vez de hacia delante).
Pero no hay mal que por bien no venga; en la posta 4 x 50 (en la que corrí la fase pecho) demostré haber sacado alguna conclusión del papelón del día anterior, corrí pensando un poco más y bajé dos segundos mi calamitoso tiempo del día anterior.
En cuanto a las otras carreras de pecho, y capitalizando la experiencia, corrí con mucha prudencia y prolijidad; si bien faltó algo de pimienta y pasión, salió todo bastante bien, mejorando mis tiempos de Córdoba (en pileta corta), y tuve la satisfacción de aportar mis primeros puntos al equipo (no muchos, pero por algo se empieza).
También hice un tiempo decoroso en 50 m., aun cuando Diego me imputó un exceso de prolijidad y apego a las formas, en detrimento de ponerle un poco más de violencia al asunto (utilizó el equívoco apelativo de “estilista”, no estoy seguro a qué hizo referencia….).
Ahora bien, más allá de los resultados deportivos (que obviamente son muy importantes) lo mejor de todo fue la experiencia en sí; la convivencia dentro del equipo, las charlas a la vera de la pileta, las comidas (excelentes, ya que estamos en el tema), la interacción con los otros equipos, los nervios previos a las largadas… todo hizo que este fuera un evento realmente memorable.
Cierro con dos agradecimientos: el primero, a nuestras cónyuges, que soportan este tipo de escapadas juveniles con mucha paciencia y comprensión, y el segundo, muy importante, a Diego. Amén de sus conocidas dotes técnicas como entrenador y docente, fue un organizador incansable, una compañía agradabilísima y un asesor psicológico invalorable en los momentos de nervios o desencanto. Un maestro.
Disculpas por la excesiva longitud del reporte, me dejé llevar por mi entusiasmo. Hasta la próxima.
Saludos.
Cristóbal de Aldecoa