Wednesday, May 30, 2012
Un Inefable en el HUDSON RIVER
Great Hudson River Swim
Mientras el núcleo Inefable en Buenos Aires se prepara para el próximo Mundial en Italia, la temporada de Aguas Abiertas está comenzando en el hemisferio Norte. En Nueva York el puntapié inicial fue el Great Hudson River Swim; el suscripto fue de la partida, muy lindo evento.
La competencia en cuestión se desarrolla en aguas del río Hudson, más precisamente en la parte inferior de la isla de Manhattan. El recorrido arranca a la altura de la calle 10, en el Pier 45, y finaliza en el North Cove Yatch Club, frente al predio de las Twin Towers. La traza total es de 1,6 millas (o 2,57 km).
Muy buena organización. Para participar se requiere acreditar haber participado en alguna experiencia de aguas abiertas con anterioridad. En los días previos a la carrera, el organizador ofrece dos webcasts (por internet) en donde se brinda la información previa típica de estos eventos (esquemas de largada, explicación del recorrido, reglas generales, corrientes, temperatura del agua, ronda de preguntas, etc). Esto simplifica, en mucho, el momento previo a la competencia, teniendo en cuenta que había más de 400 nadadores inscriptos (finalmente participaron 384). Para más detalles de este evento, y de los que seguirán, vean www.nycswim.org
A diferencia del año pasado, en estos meses pasados he estado entrenando en forma bastante consistente, de la mano de Diego. Si bien recién voy por la octava semana de entrenamiento, la cosa va marchando bien.
Como la temperatura del agua estaba anunciada en 15 C, la organización autorizó la utilización de trajes de neoprene sin penalización alguna. Siendo mi primer carrera de 2012, y en aguas desconocidas, decidí arrugar, de manera que adquirí un traje (DeSoto T1, un “dos piezas”, si se me permite la expresión). El día antes de la carrera fui a la pileta a probarlo. Extremadamente incómodo fuera del agua, muy bueno dentro de ella. Si bien no hice ningún test científico, mi impresión es que, al mismo ritmo e intensidad, las pasadas de 100 se acortan al menos en dos o tres segundos.
El día de la competencia (sábado 26 de mayo) fue muy caluroso. Luego de los inevitables procesos de registro, obtención de chip, etc, nos alineamos prolijamente por orden de partida (hubo seis grupos de largada) contra el muelle. Los 28 C de calor no se llevan bien con un grueso traje de goma, de manera tal que la espera se hizo larga. En contraste, cuando fuimos al agua, se sentía bien fría, se agradeció la protección del traje.
Rumbo al agua, con mi flamante traje (“T1”)
El recorrido era sencillo: trescientos metros río adentro, virar una boya a la izquierda, y derechito hacia el sur. Leve corriente a favor, ventaja en alguna medida neutralizada por las abundantes olas (el río estaba muy choppy, para utilizar la expresión local).
Luego del tumulto inicial en la largada, típica en estos eventos, el grupo se fue estirando. Tardé un rato en encontrar el ritmo (por ejemplo, en un momento me dí cuenta que hacía cuatro o cinco brazadas que no respiraba, pues estaba preocupado en pasar entre dos nadadores que no parecían tener demasiado apuro). Pero al rato, luego de virar la primera boya, todo empezó a organizarse. Contar las brazadas, pensar en la técnica, estirar bien, ritmo largo, cada diez ciclos levantar la cabeza a ver si todavía uno está en el recorrido… Ante las olas, la técnica de avistaje sin interrumpir el estilo libre no me funcionó, no se veía nada. Así que metí una brazada de pecho de vez en cuando (eso permite ver bien), y pude ir progresando. Tuve que cambiar la respiración, girando mucho la cabeza, casi hasta quedar mirando para arriba, para evitar tragarme las olas.
Largada… el primer nadador desde abajo con el brazo izquierdo fuera del agua soy yo
El recorrido iba a 200/300 mts de la costa, para evitar los numerosos obstáculos (muelles, viejas estructuras sumergidas, etc), pero sin acercarse demasiado al curso principal del río, muy transitado (de allí las olas, supongo). Numerosos kayaks y lanchas de apoyo brindaban una buena referencia del recorrido.
Yo tenía mis reservas acerca del estado sanitario del río. Si han visto el río Hudson, coincidirán conmigo en que no luce demasiado apetecible… aguas grisáceas, rodeadas por millones de habitantes, objetos flotantes. Esta vez mis temores no pasaban por los monstruos marinos sino por contraer alguna exótica enfermedad bacterial. O, quizá, toparme por algún cadáver! Pues bien, el agua resultó ser muy atractiva, salada, sin olores raros, y bastante transparente. Y, hasta el momento, no hay síntoma alguno de peste.
La nadada estuvo muy agradable. Pude darle un ritmo bastante razonable, no me alejé demasiado de las boyas y creo haber trazado un recorrido relativamente recto. E ir nadando mirando Manhattan tiene su encanto, como imaginarán.
La llegada era en una pequeña dársena, había que subir a un muelle por una escalerita. De allí, previo remojón en una oportuna ducha instalada al efecto, encuentro con la familia, que había ido a alentar, ingesta de algún alimento, y cierre.
Recién salido del agua
Reencuentro familiar
Hice un tiempo de 40’ 45” (2.57 km), que me dejó en posición 142 entre 384 nadadores (el ganador hizo 28’ 17”, un animal). Quedé contento con el resultado, pude nadar tranquilo, con buen ritmo, y llegué entero. Muy lindo evento, me encantó.
Esta temporada tengo en cartera varias carreras más, los mantendré al tanto (espero que en formato más breve). Éxitos en Italia, esperamos ansiosos los reportes!
Abrazo.
Cristóbal de Aldecoa
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